SOLITARIA
Solitaria la tarde con la casa vacía.
Solitaria la noche con una mesa
sin mantel, platos ni copas.
Solitario el momento en el que
creí en el amor.
Solitaria la frágil idea de creer
que era amor.
Solitaria la suerte, la vida, la
espera, la quietud.
Y en el ayer quedaron los mun-dos
distintos, los reflejos platea-dos, el tiempo detenido, mi cuerpo vibrando en
el asfalto, en cada rincón de tu piel, en lo más profundo del agua en la que
nos convertimos en literatura.
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