Noche cerrada
Cuando llegó la noche supe que no quería estar en esa cabaña. Durante el día había tenido señales, el ser de colores que merodeaba por fuera, el espejo que había visto en la pared del cuarto, pero que no estaba, y por el que podía ver ese ser de colores a través de la ventana, el rechazo que sentía al no querer dormir en esa habitación. El viento parecía que iba a descolocar el techo de la cabaña, temblaban los postigos, entraba un tenue viento por algún rincón de la ventana que hacía mover las cortinas del comedor. Prendí la televisión, era mi única compañía. No le podía dar la espalda a la puerta, sentía una presencia al lado de la chimenea. Me recosté en una cama que había frente a la televisión y más cerca de la puerta de entrada. De pronto, escuché un ruido al lado de la chimenea, era como si alguien estuviera moviendo los pies y haciendo ese sonido de tac, tac, con un pie y con otro. Prendí la linterna del celular, no había nada, solo una mancha más clara en el piso. Al rat...