Cielos
El cielo está lleno de nubes
que se desdibujan a cada rato… Hoy no hay seres alados ni figuras divinas. Solo
hay letras, letras que se repiten… Hay varias “o”, algunas “u” y muchas “v”.
¿Será “verdad” la palabra? ¿O tal vez “victoria”?
Una vez más, cielos; una vez más, formas; una vez más, señales. La diferencia es que en vez de números ahora veo letras. Y los seres alados vuelven a aparecer… Y los pensamientos que van y vienen como ondas telepáticas, también. Antes, los números me condujeron a conocer una forma distinta de guiarme. Ahora, las letras, ¿qué me quieren decir?
Los mensajes se aparecen de
manera continua, casi como una repetición; yo, ¿les hago caso? Tal vez si lo
hiciera, podría descifrarlos. Quizá sea una cadena de señales con un mensaje
final que se devele en algún momento. O quizá solo se repiten para mostrar que
aún no han ocurrido, que están ahí por suceder en algún momento y que son solo
la mera repetición como si fueran un deja vú, como si hubieran quedado
petrificados en un momento y se repiten como una película que vuelve a empezar una
y otra vez...
Certezas de hechos que aún
no habían sido, pero serían.
Qué más quisiera que mirarte a los ojos... Entraste en mi vida como el
agua de lluvia que moja lo que encuentra a su paso. Qué digo agua de lluvia,
eso es una nimiedad al lado de la sensación de que fue como una gran ola que me
agarró por sorpresa, me sacudió y luego me dejó en la orilla, semi desnuda,
despeinada y mareada... Y ahí me quedé en la orilla, mirando hacia el cielo,
redescubriendo a las nubes que había olvidado. Encontré de todas las formas y
de todos los colores...Y ahí me quedé, sintiéndome débil por la gran sacudida,
sintiéndome vulnerable a todo, sensible a todo. Pensando con quién estarás, a
qué ojos sí podés mirar y a qué bocas sí podés besar.
Es que hace una eternidad
que no siento celos, hace una eternidad que no me dan tantas ganas de salir
corriendo sea donde sea sin importarme nada de nada, solo para verte, mirarte,
pero de qué estoy hablando... Es como llegar a comer y que se hayan comido todo lo de tu plato. Es esa
maldita sensación de ahora no, estoy ocupado, ahora no, me esperan en otros
lados. ¿Voy a creerte, porqué habría de hacerlo? ¿Voy a amarte si ya lo hice en otra
vida? Correría hasta donde sea que estés para encontrarte y te besaría, sí, lo
haría con el ahínco y frenesí que tienen las gotas que están cayendo en esta
misma noche...
Estás pensando en mí. Estoy pensando en ti. Nuestra historia está
escrita, son varias hojas con palabras y palabras que salieron de alguna pluma.
Son hojas blancas con letras que parecen dibujos. Todo parece tan lejano, tan
incierto, pero los dos sabemos que ya está escrito.
Miro el celular, lo prendo,
lo apago para ver si tengo un mensaje tuyo; no, nos cortaron la comunicación
por estos días, solo los de arriba saben por qué lo hacen; ahora lo que yo sé
es que te extraño, te extraño a la una, a las dos y a las mil horas que veo que
no estás.
Puedo decirte telepáticamente que acá estoy y puedo escuchar que vos
me decís que me extrañas. Que me extrañas como si ya nos conociéramos, que me
extrañas como si ya nos hubiéramos visto, que me extrañas de la misma manera
que te extraño yo: así, simple, te extraño y esta noche no puedo dejar de
pensar en vos.
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