Desolvido I


Me olvidé de las ansias que teníamos por encontrarnos sin habernos buscado, de que nos queríamos cruzar en cualquier lugar de esta ciudad.

Me olvidé que quería leerte mis cuentos en el Café de la Esquina tomando un capuchino con sabor a almendras.

Me olvidé cómo llegué hasta tu casa aquella tarde, en qué calles caminé, a qué hora, si alguien me habría visto, si era un día de sol o estaba nublado.

Me olvidé de los besos tan esperados, de las ansias por desnudarnos, por sentir tu lengua en mi boca, de la suavidad de tu cintura y de tus ojos negros.

Me olvidé de cómo mi cuerpo se entendió con el tuyo, sin vueltas, aplicando la química a una fórmula no tan conocida.

Te preguntarás ¿cómo puede ser que lo haya olvidado? Pues no, no me olvidé de nada. 

Recuerdo cada beso, susurro, gemido… Recuerdo cada instante… Solo finjo no recordarlo para que cuando leas esto me ayudes a reconstruir cada momento, una y otra vez, hasta que nos quedemos sin aliento, hasta que digamos basta, hasta que se muera el día.


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